Fue estrenado sin pena ni gloria por Mary Focela en septiembre de 1914. Más tarde y con el mismo resultado intentó que conociera el éxito la cupletista extremeña Carmen Flores. Tuvo un tercer estreno por parte de Blanquita Suárez, donostiarra de nacimiento, que había debutado con quince años en “El dorado”, situado en la plaza de Cataluña de la Ciudad Condal, pero “El Relicario” seguía sin encontrar su intérprete.
Entonces existía la costumbre de vender una canción en exclusiva a una determinada cantante, el problema es que vendió en " triple exclusiva" "El Relicario" a Carmen Flores, Mary Focela y Blanquita Suárez lo que le pudo ocasionar un serio disgusto cuando la cupletista extremeña quiso estrenar el tema en Valencia pidiendo a Padilla que le acompañara para dirigir la orquesta cuando en las mismas fechas también actuaban en Valencia las otras dos afortunadas con la "exclusiva", lo que hizo que el maestro pusiera mil excusas achacando al exceso de trabajo su renuncia a acompañarla.
Por fin, en el escenario de “El dorado” barcelonés, una cantante lírica, Conchita Ulía, cantó “El Relicario”, entre el público se encontraba Raquel Meller a la que le gustó la canción, pero no la interpretación, consideraba que en distintas partes habría que darle más dramatismo. Vestida de negro, con un único foco sobre ella, con traje de encaje, mantilla sobre los hombros y un ramo de claveles en el pecho, dramatizó la letra y enfatizó el momento del estribillo en que se produce la muerte del torero. Fue un éxito arrollador, grabó la canción y el disco fue récord de ventas en España y otros países, en la época del fonógrafo, no lo olvidemos. Tras su estreno en París en 1920, su éxito fue tal que se vendieron en la capital francesa 110.000 ejemplares de la edición para canto y piano.
Son muchas las versiones y las interpretes que han hecho suyo este tema, desde la más conocida por Sara Montiel en la película “El último cuplé”, pasando por Rocío Jurado, Carmen Sevilla, Gloria Lasso, Luis Mariano, Imperio Argentina, Concha Piquer, ...
El Relicario
José Padilla - Armando Oliveros - José Castellví
El día de San Eugenio yendo hacia El Pardo lo conocí;
era el torero de más tronío y el más castizo de ‘to’ Madrid.
Iba en calesa pidiendo guerra y yo al mirarle me estremecí.
Él al notarlo saltó del coche y muy garboso vino hacía mí,
tiró la capa con gesto altivo y descubriéndose me dijo así:
Pisa morena, pisa con garbo,
que un relicario, que un relicario me voy hacer,
con el trocito de mi capote,
que haya pisado, que haya pisado tan lindo pie.
Un lunes abrileño él toreaba y a verle fui,
nunca lo hiciera que aquella tarde,
de sentimientos creí morir.
Al dar un lance cayó en la arena,
se sintió herido miró hacia mí.
Y un relicario sacó del pecho que yo enseguida reconocí,
cuando el torero caía inerte,
en su delirio decía así:
Pisa morena, pisa con garbo,
que un relicario, que un relicario me voy hacer,
con el trocito de mi capote,
que haya pisado, que haya pisado tan lindo pie.
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